Me, Myself & I Am

martes, 13 de mayo de 2008

Viajero impaciente I



Resulta curioso el trato que recibo viajando en un vagón de primera clase. Las atenciones del revisor son menos cercanas, ya que intenta alimentar un grado de actitud servil que no he encontrado nunca en las más de una decena de veces que he realizado este viaje en tercera. No se ha ofrecido a deshacer mi equipaje, primero porque esto no es el Orient Express. Segundo, por que tampoco la cabina tiene un espacio tan amplio, y tercero, porque no entra dentro del precio, aunque si es suficiente espacio para que haga el viaje en soledad cómodamente; algo que al contrario de lo que pueda parecer, más que importunarme me gratifica. Ahora dejo de escribir un poco, suenan las colinas de Anacapri de Debussy. El paisaje no es ni mucho menos el que inspiró al gran Claude, pero me estoy desviando de mi pensamiento inicial, no soy ni más ni menos el que ha viajado unas cuantas veces en este mismo tren, sólo he pagado, no mientas, lo hizo quién ahora mismo debería ocupar el asiento donde he dejado la bolsa; lo hizo la única persona que aguantaría por iniciativa propia un viaje tan lago contigo.

Tres cuartos de hora y aún por el Puerto. Es increíble este retraso tan indecente, aunque más indecente son las voces que oigo de fondo hablando a un volumen insoportable ¿Por qué hablan de un pueblo de Huelva cuando estamos en Cádiz? Lo siguen haciendo a un volumen que ahoga las notas del Stenway de Arturo Benedetti Michelangeli. No deberá ser primera clase con gente que rezuma tan poca clase. Ahora el paisaje si acompaña la música: cultivos de diversa índole con un fondo de pinos y algún otro árbol que hace años olvidé su nombre.

Nos acercamos a Jerez y el bello paisaje ha desaparecido súbitamente. Aprovecharé para fumar un cigarro. Ahora vuelvo.

Han pasado unos minutos y hemos dejado atrás Jerez. Reconozco el paisaje de los pasados viajes a Sevilla. Es precioso lo que divisan mis ojos. Los cultivos se suceden unos tras otros y yo sigo jugando con la cortinilla de la ventana de mi compartimento para que el sol no me deslumbre. Ahora no sé por qué, pero ha vuelto a aparecer la imagen del un señor que forma parte de los chillones, que estando aún parados en la estación de Cádiz, ha abierto la puerta del vagón donde estamos, pero la que daba a la vía, y ha visto como yo el tren contiguo que también estaba parado. Espero que la noche sea más tranquila de lo que está siendo la tarde. Me fumaría ahora un cigarro, lástima de que esté prohibido. Pararé un rato la escritura y seguiré divisando el paisaje.

Atravesando Sevilla por sus túneles subterráneos, estoy recordando sin ninguna nostalgia el viaje que realicé hace ocho días en tercera clase. Compartir estancia con un cretino que se pasó más de una hora con el móvil dentro de la cabina que compartíamos. Gritaba como un energúmeno, y yo con mis auriculares a un volumen considerable escuchaba una conversación que ni me iba ni me venía. Al final llamé al revisor para que dispusiera las literas lo que le obligó a salir y continuar en otra parte su ¿conversación? Calificarlo de cretino, es una forma benévola por mi parte de describirlo.

No creo que falte mucho para llegar a Córdoba. Mis ganas de fumar se acrecientan, como las de no volver a hacer estos viajes en esta dirección. Estoy enfermo, como envejezco, suena por mis auriculares, y sin noticia de mis vecinos. Ahora tampoco me preocupan en demasía, suelo escuchar la voz de Germán Coppini con el volumen alto. ¡Quiero fumar! ¿Por qué tarda tanto en aparecer Córdoba? Hace un buen rato que vino el revisor, y sigue con el mismo trato. El azul del mar inunda mis ojos, el aroma de las flores me envuelve, contra las rocas se estrellan mis enojos y así toda esperanza me devuelve. Qué gran canción y mirando por la ventana juraría que estamos en Córdoba, reina mora de mi nicotina.

Era bello aquel momento y el rodar era cariño, y dispúseme a… realizar una llamada.

Han pasado unas diecisiete o dieciocho horas y estoy en Sant Adrià. Estoy cansado y con ganas de llegar a casa.

Música del viaje:

Debussy. Arturo Michelangeli Benedetti

Golpes Bajos



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posted by Me, Myself and I am at 5/13/2008 08:51:00 p. m.

1 Comments:

Quizá tengamos que sacar más ese billete, si eso te anima a escribir ;)
Aunque en realidad preferiría que el que describes fuera uno de los últimísimos viajes que haces en ese sentido (al menos, solo).

13 de mayo de 2008, 21:28  

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